Silenciar es acentuar la superficie, emocionar el espacio; sonar es crear una conmoción, un síntoma…
El cuerpo suena, enfrenta su límite y la voz deja de hablar, sale, grita, empuja, embiste el lugar construído de los territorios parlantes. La tierra que pierde sus voces, sus cantos, sus llamados, pierde sus rutas, los mapas donde transitan los afectos dados entre lo humano y lo animal. Baldío, parte de una indagación por la voz y su inminente gestación: el espacio.
Un territorio que ha sido violentado por el conflicto de su apropiación, es un territorio herido en su voz. Las movilizaciones forzadas silencian las simbiósis vocales tierra-animal-humano que sostienen la topografía afectiva de las comunidades. El canto, el llamado, cantan el límite de lo tanático y lo erótico y lo hacen íntimo, abren la zona baldía de los quebrantos y los deseos, lo irreparable de nuestro estar.
Baldío va y viene continuamente entre la literalidad de las zonas baldías, la manada, el arreo, los cantos de ordeño y lo figural de los territorios afectivos entre varios, entre dos, entre la soledad, entre lo irreparable.
Próximamente en:
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Sobre la ficha técnica:
Creación Colectiva
Dirección: Natalia Orozco
Asistencia de Dirección: Juliana Rodríguez
Intérpretes Creadores: Adriana Caro, Carolina Van Eps, Eduardo Oramas, Jorge Salcedo, Juliana Rodríguez, Natalia Jaramillo, Natalia Reyes, Marco Gómez, Rafaél Duarte, Rebeca Medina
Entrenamiento de Voz: Raúl González (Numerao)
Dirección músical (música llanera): Raúl Gonzále (Numerao)
Diseño sonoro: Ana María Romano
Iluminación: Alexander Gümbel
Vestuario: Compañía Tercero Exlcuído
Divulgación: Rafaél Duarte
Producción: Marco Gómez
Entrenamiento corporal: Natalia Orozco, Eduardo Oramas
Duración de la obra: 1 hora
Beca de creación en danza de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, 2010.
Obra de danza co-producida por la OFB, Compañía de Danza Tercero Excluído y Espacio Ambimental.
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